Me comeré un mazapán...

Llevo tratando de escribir algo desde hace media hora… pero con tantas cosas que pasan a mi alrededor no lo logro. No me estoy frustrando… De hecho lo estoy tomando con mucha calma, pues mañana o pasado podré sentarme frente a la computadora, totalmente sola, sin nadie a mi alrededor que esté contando historias ni cantando cosas como “mil campanas suenan en mi corazón”.
He decidido…
Volveré a empezar!
¿En dónde me quedé?
Ya me perdí.
Solo sé que era su cumpleaños y que le hablé ya tarde para felicitarlo…
Y ahorita acaba de llegar el otro. Lo he extrañado bastante! Me di cuenta de eso cuando lo abracé fuertemente y sentí su suave barriga frotando mis cachetes. Los dos son grandes personas.
Escucho sonidos a lo lejos. Y por más que trato de concentrarme en escribir no puedo dejar de cantar lo mismo: una melodía suave y nostálgica.
Hoy me di cuenta de que pienso mucho. Todo el tiempo pienso y pienso y pienso. Nunca paro. Y por eso me cuesta tanto concentrarme en las cosas. En este momento se me olvidó lo que estaba diciendo. Qué terrible. Creo que estoy muy cansada. Sí, tal vez es eso. Estoy muy cansada.
Ayer me quedé dormida en el sillón con él hasta las 5 de la mañana mientras que los demás hacían sus cosas. Creo que roncó, y yo simplemente me moría de frío con el aire acondicionado.
Tengo hambre… Eso también es. Pienso demasiado. Pienso todo el tiempo. Quiero dejar de pensar por un segundo. Dejaré de escribir y me acostaré por 5 minutos en el sillón blanco que está detrás de mí.
Eso es. Descansaré un poco.